
Por Albert Jacquez
La decisión de la Administración de Trump de cortar el Plan de Energía Limpia (CPE), creada durante la administración de Obama, forma parte de los ataques a las defensas medioambientales y demuestra una indiferencia descarada por las consecuencias que estas decisiones tendrán en la salud pública. Está claro que el administrador de la EPA, Scott Pruitt, olvidó lo que la "P" en su agencia ha defendido tradicionalmente: "Protección". Pero la administración actual nunca fue tradicional en su enfoque, con su agenda de políticas anti científicas y estrategias que discriminan a las comunidades de color de una manera incomparable.
El CPP estableció límites nacionales a la contaminación por carbono de las centrales eléctricas, lo que ayudó en gran medida a las comunidades de color que viven cerca de estas plantas y se ven más afectadas por la contaminación que éstas producen. Según un informe del Consejo de Defensa de Recursos Naturales y Voces Verdes, casi la mitad de los 56 millones de latinos del país viven en las 15 peores áreas contaminadas con ozono, poniéndolos en riesgo de muerte prematura, cáncer del pulmón, ataques de asma y otros problemas de salud.
En las industrias de construcción y agricultura, aproximadamente 1 de cada 4 trabajadores con trabajos al aire libre son latinos. La exposición al aire contaminado es especialmente dañina para los niños y adultos mayores con problemas de salud. Según los Centros para el Control de Enfermedades, los niños latinos tienen un 40% más probabilidad de morir de asma que los blancos no latinos, y casi el 10% de los niños latinos menores a 18 años, sufren esta enfermedad respiratoria crónica. Es indudable que la decisión de la Administración de Trump de suprimir el CPP sólo empeorará estas estadísticas mortales, poniendo en peligro las vidas de miles de niños latinos.
Cuando el Administrador Pruitt anunció públicamente que la EPA revocaría el Plan de Energía Limpia, le acompañaba el Líder del Senado Mitch McConnell mientras visitaba una empresa de suministros mineros en el estado de Kentucky. Pruitt declaró orgullosamente que "la guerra contra el carbón había terminado", frente a una audiencia de mineros y líderes de la industria del carbón, a pesar de que incluso el senador McConnell admitió que los trabajos de carbón nunca volverán a los estados que históricamente han promovido la industria del carbón. Pruitt tampoco mencionó que los que trabajan en la industria minera sufrirían más los efectos dañinos de la desregulación.
Al suprimir el CPP, la Administración de Trump ha capitulado ante un pequeño grupo de jefes adinerados de la industria del carbón, los cuales se preocupan más por sus resultados que por las vidas de los mineros que emplean, las comunidades de color que impactan y el público en general que ponen en peligro. En lugar de revertir las protecciones ambientales, los recursos del gobierno deberían dedicarse a explorar oportunidades reales de crecimiento en el sector de la energía limpia, a través de la tecnología y la innovación.
El presidente Trump anunció que tomaría "medidas históricas para levantar las restricciones a la energía estadounidense, revertir la intrusión del gobierno y cancelar las regulaciones que matan a los trabajadores". El CPP es todo menos un asesino de trabajo. Dentro de los próximos 12 meses, los empleadores encuestados estiman que el empleo total en la industria solar aumente por un 10% a 286,335 trabajadores solares. De hecho, uno de cada 50 nuevos empleos agregados en 2016 fue creado solo por la industria solar. Estos trabajos son oportunidades disponibles para los latinos y en lugares como McAllen, Texas, donde los latinos están sobrerrepresentados en algunas de las principales ocupaciones de economía limpia.
Revocar el CPP tendrá efectos desastrosos para todos los estadounidenses y especialmente la comunidad latina. Aunque 9 de cada 10 latinos quieren que el gobierno proteja a las futuras generaciones de los peligros del cambio climático, y que la industria de la energía limpia continúe ofreciendo empleos confiables y soluciones creativas, esta administración se niega a reconocer los peligros que enfrenta la comunidad latina. Pagaremos el precio por sus errores. Aunque Trump y Pruitt le han dado a los líderes adinerados de la industria del carbón una gran victoria, el pueblo estadounidense perderá sus empleos, la seguridad y, lo más importante, su salud.
Albert Jacquez es el Director Ejecutivo del Fondo de Acción del Consejo Nacional de La Raza.