Ariel Castro, el secuestrador de Cleveland, dejó dos cartas antes de suicidarse en la cárcel.
Castro mantuvo en cautiverio a tres mujeres - Michelle Knight , Gina De Jesús y Amanda Berry - durante más de diez años, en condiciones inhumanas, incluyendo el secuestro, frecuentes violaciones, golpes y amenazas de muerte.
Murió el 3 de septiembre en lo que inicialmente fue considerado fallecimiento por autoasfixia causada por él mismo en un intento de satisfación erótica. Posteriormente, se estableció que se trataba, efectivamente, de un suicidio.
Castro, un conductor de autobús de 53 años al morir, tenía doce hijos y nietos y a ellos dedicó los textos en los que supuestamente expresó arrepentimiento antes de morir. Alrededor de los textos dibujó "flores, cruces, corazones y notas musicales", dice el informe en La Opinión. Agregó a ellos la transcripción de versículos de la Biblia.
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Castro, nacido en Puerto Rico en 1960, fue sentenciado el 1 de agosto a cadena perpetua. Para asegurar que no saldría de prisión con vida, sus sentencias fueron consecutivas y no simultáneas, totalizando 1,000 años de cárcel.
Adicionalmente, escribió un diario de los últimos días de su vida, pero sus familiares han demandado propiedad del escrito y aparentemente decidieron no publicar el contenido por el momento.
En efecto, dice el The Columbus Dispatch, Ariel Anthony Castro, el hijo del criminal, se negó a visitarlo en prisión, horrorizado por los crímenes cometidos por su propio padre, pero ahora, dijo en entrevista, se sentía mortificado por las circunstancias de su suicidio. Entre otras cosas, mencionó que su padre podría haber sido atacado por guardias y empleados de la prisión. El hijo de 32 años y residente de Columbus, reconoció las maldades cometidas por Ariel Castro:
"Es cierto que fue, definitivamente, un monstruo, tal como lo describe la gente por haber hecho lo que hizo. La sentencia de cadena perpetua fue apropiada".
Sin embargo, dice el hijo, "también era un ser humano y no se debía haber permitido a los guardias tratarlo como si no lo fuese".
Por ejemplo, el padre se quejaba de que le arruinaban las comidas, no le limpiaban la celda, no le devolvían su ropa sucia y que lo acosaban los guardias, nada de lo cual fue confirmado por investigadores.
El hijo se enteró mucho después de la muerte del padre que éste había dejado una carta y textos, así como una colección de fotos, muchas de las cuales desaparecieron. Ahora pide que se entregue todo ello a la familia. Lo único que le dieron, dice, fueron los lentes que usaba su papá.
Entre lo que escribió el criminal se destaca el párrafo: "Dios es grande. Porque todo el que invoque el nombre del Señor, será salvo ... Cristo es mi salvador y el tuyo..."
En 2004, Castro escribió la historia de su vida en un manuscrito, incluyendo los abusos físicos y emocionales sufridos a manos de sus padres y la violación sexual por parte de su tío.