Armas de Estados Unidos siembran la destrucción tanto aquí como en el extranjero

La tragedia en Colorado ha demostrado el poder devastador de los rifles tipo AR-15, tal como el que fue usado en la balacera en Aurora, y ha llevado a muchos a preguntarse si tiene sentido permitir la compra de armas de asalto tipo militar. Lo que muchas personas no saben es que este estilo de rifle también es el tipo de arma favorita de los despiadados carteles mexicanos. En los últimos 6 años, más de 60,000 personas han perdido la vida en la ola de violencia que azota a México.
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Por Axel Caballero y Kristel Muciño*

La tragedia en Colorado ha demostrado el poder devastador de los rifles tipo AR-15, tal como el que fue usado en la balacera en Aurora, y ha llevado a muchos a preguntarse si tiene sentido permitir la compra de armas de asalto tipo militar. Lo que muchas personas no saben es que este estilo de rifle también es el tipo de arma favorita de los despiadados carteles mexicanos. En los últimos 6 años, más de 60,000 personas han perdido la vida en la ola de violencia que azota a México.

El fracaso de Estados Unidos de regular de una manera significativa el mercado de armas no sólo afecta a este país: también está alimentando la violencia en México. Entre las víctimas hay un sinfín de personas inocentes, periodistas y niños. La cruda realidad es esta--los AR-15 y muchas de las otras armas que usan los narcos, el crimen organizado y los secuestradores provienen de Estados Unidos.

Según el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en ingles), más del 70 por ciento de las armas confiscadas en México y rastreadas, provienen de EE.UU.

¿Por qué terminan estas armas terminan en manos de estos temidos criminales? Vea este video producido por WOLA y Cuéntame. Los traficantes se aprovechan de que las leyes de armas de fuego son muy débiles. En muchos estados se puede comprar 10, 20 o incluso más armas de fuego en una sola transacción, con la intención de revenderlas después a algún traficante de armas. En contraste, en México es casi imposible comprar armas de fuego legalmente.

Pero del lado estadounidense de frontera, en Texas, Nuevo México, Arizona y California, hay más de 8,000 distribuidores de armas de fuego con licencia federal.

Detrás de estas armas hay una industria multibillonaria. Considere esto: DPMS-- uno de los muchos fabricantes de armas--produce alrededor de 74,000 rifles tipo AR al año, y los vende por aproximadamente 889 dólares cada uno, lo que le genera alrededor de 65 millones de dólares en ventas. Los distribuidores locales luego venden cada rifle estilo AR por cerca de 1,075 dólares. Algunas aproximaciones indican que este tipo de arma puede ser revendida en el mercado negro por hasta 1575 dólares. Finalmente, cuando llega a México, este tipo de arma pude ser vendida por hasta 4,300 dólares.

Esta industria multibillonaria usa los recursos necesarios para garantizar que el mercado de armas permanezca sin regulación. Todos en la cadena del tráfico de armas ganan mucho dinero, y aquellos que fabrican y venden armas cuentan con grupos de cabildeo poderosos que presionan al congreso estadounidense para garantizar que su negocio permanezca intacto. Es más que indignante que en Estados Unidos el acto de traficar armas no sea un delito federal. En vez, los traficantes de armas son castigados por el delito menor de vender armas sin licencia. Los castigos para este tipo de ofensa son un chiste--equivalentes al delito de traficar pollos o ganado.

Hay algunos valientes miembros del Congreso que están tratando de hacerle frente al problema, sin limitar el derecho de ciudadanos honestos a poseer armas. Por ejemplo, la congresista Carolyn Maloney (demócrata de Nueva York) y el congresista Elijah Cummings (demócrata de Maryland) están tratando de tipificar el acto de traficar armas como un delito federal punible hasta con 20 años de prisión. Su propuesta de ley también se enfoca en los líderes de las redes de tráfico de armas. El congresista Adam Schiff (demócrata de California) ha presentado legislación para acabar con el fenómeno de los llamado "straw purchasers"--personas sin antecedentes criminales que compran armas para luego venderlas a traficantes. Estas propuestas son cruciales para cerrar los huecos legislativos que permiten que florezca este negocio letal.

Pero el proceso de aprobar leyes es largo y difícil, y el Congreso de Estados Unidos está estancado en cuanto al tema de armas se refiere. La crisis en México y las tragedias terribles como la de Aurora ameritan una respuesta urgente. Y el presidente Obama puede tomar decisiones sin la aprobación del Congreso.

El movimiento en México por la paz y una coalición de organizaciones incluyendo a WOLA y Cuéntame se han unido a las muchas voces en ambos lados de la frontera que piden un alto al tráfico de armas. Hemos lanzando una petición al presidente Obama para que actúe ahora.

Como un primer paso, el presidente Obama debería hacer cumplir la existente prohibición sobre la importación de rifles de asalto. En segundo lugar, él debería darle al ATF los recursos y la autoridad necesaria para que éste pueda hacer su trabajo, especialmente en los estados fronterizos, en donde no cuenta con la capacidad de parar el flujo de armas masivo que cruza la frontera.

Por último, el presidente Obama debería exigirle a los vendedores de armas informar al ATF sobre la venta de múltiples rifles de asalto a una misma persona en un periodo de cinco días. La buena noticia es que el verano pasado Obama instauró esta regla. Pero desde entonces, miembros del congreso y sus aliados en la industria de armas han tratado de socavar esta regla. Para logar ser realmente efectivos, esta regla debería implementarse a través de todo el país.

Para los mexicanos, el fracaso de los Estados Unidos de frenar el tráfico de armas es un acto de irresponsabilidad tremendo que resulta en el derrame de sangre inocente. En nombre de los más de 60,000 muertos en México y de las víctimas de las balaceras en Estados Unidos, es hora de crear una legislación significativa para el control de armas en este país.

*Axel Caballero es director de Cuéntame y Kristel Muciño es directora de comunicación de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

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