Día de Muertos como Marca Registrada: "Coco" y la Globalización de la Cultura de la Muerte Mexicana

Día de Muertos como Marca Registrada: "Coco" y la Globalización de la Cultura de la Muerte Mexicana
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Day of the Dead in San Miguel de Allende, Mexico

Day of the Dead in San Miguel de Allende, Mexico

Reka Nyari

Mientras que Trump nos dice que debemos construir un muro para alejar a los "indeseables" mexicanos, nosotros, los estadounidenses y gran parte del resto del mundo, parece que no nos cansamos de las últimas exportaciones de México. Y no es cerveza, tequila, tacos o marihuana. La muerte es el nuevo producto de moda de la República Azteca. No son los campos de muerte de la interminable guerra contra las drogas, que han enviado a unos 200,000 mexicanos a una tumba temprana en la última década. Por el contrario, el dia de los muertos, la Catrina (la Dama esqueletica folclórica) y la Santa Muerte, “la Huesuda”, han sido convertidos en productos populares por agentes culturales y comerciales de Hollywood para la venta tanto aqui en los Estados Unidos como en todo el mundo.

Coco, la exitosa película de la temporada, es la última y mayor ejemplo de la comodificación de la cultura de la muerte mexicana por Hollywood. Una apasionante historia animada de la memoria personal y colectiva y de pérdidas realizada durante los 24 horas del día de los muertos, la película originalmente estaba programada para incluir el "Día de los Muertos" (en español) en el título. Pero cuando se supo que Disney, el productor, había solicitado una marca registrada en "día de los muertos" estalló una protesta inmediata, encabezada por prominentes activistas, artistas y periodistas chicanos. ¡Cómo se atreve una corporación de entretenimiento estadounidense a buscar los derechos de denominación de un elemento tan emblemático de la cultura mexicana! Uno puede imaginar el tumulto en los Estados Unidos si Televisa, el gigante mexicano de los medios de comunicación, buscara una marca registrada en el “Thanksgiving”, o sea "Acción de Gracias".

Tan seductor como Coco es para los cinéfilos de todas las edades, no hubiera sido posible sin su predecesor superior, el Libro de la Vida (the Book of Life), de la que copió muchos elementos. Mientras que Coco nos sumerge en las 24 horas del día de los muertos en un pueblito de México, el Libro de la Vida más creativo nos presenta a la Muerte, una mezcla de la Catrina y la Santa Muerte, con la voz de Kate del Castillo, la controversial actriz mexicana y confidente del notorio narco, El Chapo Guzmán. La película animada está parcialmente ambientada en una variante de Xibalba, el inframundo maya.

La película pionera recaudó unos respetables $100 millones con un presupuesto de producción de $50 millones. Como prueba de la capacidad de Hollywood para reinterpretar la cultura de la muerte mexicana para su difusión mundial, la mitad de los ingresos totales de taquilla se obtuvieron en el extranjero. Cuatro años después, Coco está en camino de empequeñecer las ganancias de su predecesor. Fue la principal fuente de ingresos en los teatros estadounidenses durante el fin de semana de Acción de Gracias, aportando unos $71 millones. Y aprovechando el éxito extranjero de Book of Life, Coco estableció récords de taquilla para nuevos lanzamientos en México y se catapultó al número uno en los teatros chinos. El mercado global para las versiones Disneyenses de la cultura de la muerte mexicana parece bastante prometedor.

De manera similar, pero menos mercantilizada, la santa popular mexicana, Santa Muerte, el nuevo movimiento religioso de más rápido crecimiento en las Américas, ha atraído tanto a devotos como a hipsters en los Estados Unidos y en todo el mundo. En nueve años de investigación sobre la fascinante santa popular, me he topado con devotos en Europa, Filipinas, Japón, Nueva Zelanda, y la semana pasada conocí a la primera devota africana a la muerte, una keniana que vive en Sudáfrica y que mantiene su altar en una maleta para esconderla rápidamente de la desaprobación de los familiares. En el caso de la Santa Muerte, no es Hollywood, por el momento, quien proyecta su imagen mortal más allá de su tierra natal en México. Más bien, son las redes sociales y el internet.

Cuando conté por primera vez hace 8 años, solo había un par de docenas de grupos de Facebook para los devotos a la Santa Muerte. Hoy hay cerca de 1000, incluyendo varios basados aqui en los Estados Unidos para angloparlantes. Además de los que piden a la santa esqueleta milagros que generalmente involucran salud, dinero y amor, hay otros que realmente no saben quién es, pero piensan que se ve chido (“cool”). Elizabeth Harper, una escritora radicada en Los Angeles y miembro prominente del movimiento "Death Positive" “movimiento de la Muerte Positiva”, estuvo recientemente en un restaurante en la Ciudad de los Ángeles frecuentado por hipsters. Su mesero llevaba un dije de la Santa Muerte, pero no tenía idea de lo que significaba.

Y en la misma Sudáfrica donde la discípula de la muerte de Kenia esconde a la Santa Muerte de sus parientes bautistas, un restaurante mexicano en el bohemio suburbio de Melville en Johannesburgo se llama "La Santa Muerte". Me pregunto si sirven alguna de las cervezas nombradas por la santa de la muerte, elaborada por primera vez en Brasil y ahora con IPAs de Santa Muerte y stouts en los Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Dinamarca también. Curiosamente, una cervecería en Jalisco elabora un Malverde (Jesús Malverde, el santo popular bigotudo de Sinaloa) pilsner, pero hasta la fecha ninguna cervecería mexicana se ha atrevido a nombrar una chela por la Huesuda, uno de sus apodos comunes).

Volviendo al movimiento de Muerte Positiva” de la Sra. Harper y sus hermanas (la gran mayoría son jóvenes profesionales de los EEUU y del Reino Unido), muchas de las principales figuras de este nuevo movimiento cultural que propone un enfoque más holístico y orgánico de la muerte, residen en California donde la cultura mexicana y chicana son omnipresentes. Sin lugar a dudas, muchas de las directoras de casas funerarias, "doulas de la muerte" y escritoras que forman el núcleo del movimiento han sido influidas por la cultura de la muerte mexicana de manera que se manifiesta en tales ciudades como San Diego, Los Angeles y San Francisco. En resumen, si algun dia el muro de Trump se logra construir, no quitara’ la sed estadounidense y global por las exportaciones mexicanas, sobre todo su rica cultura de la muerte.

*Traducido del inglés por Dra. Fabiola Lopez Chesnut, Directora de la Facultad de Bellas Artes y Idiomas en Huguenot High School, Richmond, Virginia.

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