MERCADO DE IDEAS: México, fútbol y engaños

La explotación del patriotismo por medio del fútbol no la inventaron los mexicanos pero ellos la han llevado a altos niveles. Si se aplicara la misma capacidad y creatividad a nivel social, México sería un pais rico y con menos contrastes sociales.
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FRESNO, California -- Como muchos latinos, soy apasionado del fútbol. El martes 26 de marzo, junto a unos amigos y familiares, me senté frente al televisor para ver el partido México vs. Estados Unidos por la clasificación al Mundial 2014 por la zona norte del continente, cuyas naciones están agrupadas en la Concacaf, o Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe (www.concacaf.com).

Todo indicaba que sería un duelo vibrante, quizá con algún momento de buen fútbol y, posiblemente, con muchos goles. Y "goles son amores" dicen los fanáticos del fútbol.

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Pero a medida que iban pasando los minutos del partido la realidad demostró ser todo lo contrario: en pleno estadio Azteca, repleto de público, ambos equipos mostraron su mediocridad e impotencia futbolística. El resultado, un empate aburrido 0-0.

Los mexicanos ocupan ahora la posición número cinco del hexagonal que clasificará de manera directa a tres selecciones nacionales --la cuarta jugará un "repechaje"-- que participarán en Brasil 2014. O sea que si el hexagonal hubiera terminado después del partido del martes, México no iba al Mundial.

Aún quedan 21 partidos, de manera que los dirigentes del fútbol mexicano confían en que la ansiada clasificación sera una realidad (para revisar el calendario completo de la Concacaf, visitar http://www.concacaf.com/page/WCQ/Schedule/0,,12813,00.html)

De no ser así, sería una humillación inesperada y una pérdida de millones de dólares, provenientes tanto de "sponsors" como del turismo.

Los organizadores de eventos de esta clase quieren que México participe, precisamente por su capacidad de atraer público y apoyo comercial.

Pero después de ver éste y otros partidos de la Concacaf por TV, me pregunto qué sentido tiene que estos paises participen en una competencia en la cual no tienen la menor chance de llegar muy lejos.

Y antes de que algún lector se enoje con este comentario, quiero mencionar que después del partido México-EE.UU., las páginas de los periódicos mexicanos estaban repletas de comentarios de fanáticos del Tri molestos por el juego de su selección y que, además, los jugadores mexicanos fueron despedidos con una fuerte silbatina el martes por la noche.

Y tienen razón en expresar su frustración. Durante tiempo se les ha vendido la imagen de que México es el "gigante" de la Concacaf y que en los últimos años su fútbol ha crecido tanto que está virtualmente a la altura de los grandes del deporte más popular del mundo.

Es cierto que México ha tenido momentos buenos en su historia, como lo fue su participación en los Mundiales de 1970 y 1986 --en ambos fue el pais anfitrión-- llegando las dos veces a cuartos de final.

También es cierto que actualmente un número record de jugadores aztecas se desempeñan con éxito en algunas de las mejores ligas del mundo.

Pero nada de esto parece estar ayudando a que el fútbol mexicano en su conjunto mejore.

Aunque México sí es uno de los poderosos del continente en cuanto a inversiones en estadios, contratación de jugadores extranjeros, altos salarios, y muchos "etceteras".

¿Entonces?

Entonces no se por qué juega tan mal. Pero el martes me sentí estafado. Entiendo la mediocridad de Estados Unidos y que su entrenador haya planteado una inteligente estrategia defensiva. Pero, y "el gigante de la Concacaf" ¿por qué no pudo hacer nada?

Y nada es nada. A los jugadores aztecas --muchos de ellos con estatus de "estrellas", con salarios millonarios-- no se les ocurrió ni una sola idea para penetrar la defensa enemiga. No hubo ni un segundo de calidad que justifique tanto dinero y propaganda alrededor del equipo mexicano.

La reacción del público se entiende. Pero el público de eventos deportivos es asi: duro en las derrotas, fanático en los triunfos.

Sin duda, la maquinaria comercial del Tri es un verdadero modelo. Las presentaciones de la selección en partidos amistosos en Estados Unidos deja millones de dólares gracias a cientos de miles de fanáticos que agitan banderas y gritan "Viva México!" aunque el equipo no juegue a nada.

Y si hablamos de México es, precisamente, por la promoción que genera y porque millones de mexicanos residentes en Estados Unidos siguen con fervor a su selección, atraidos por el patriotismo y las promesas de cierta "redención" futbolítica, a pesar de su mediocridad en el campo de juego.

La explotación del patriotismo por medio del fútbol no la inventaron los mexicanos pero ellos la han llevado a altos niveles. Si se aplicara la misma capacidad y creatividad a nivel social, México sería un pais rico y con menos contrastes sociales.

Pero es más cómodo, práctico y rentable seguir engañando a la gente y alimentarles la ilusión de que "ahora sí tenemos un gran equipo".

¿Suena como si fuera el gobierno, no?

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