A menos que la adoración por los videojuegos sea un gusto compartido, esta práctica puede transformarse en un factor de conflicto en cualquier relación de pareja, máxime si se vive bajo un mismo techo. En este terreno se impone el cuestionamiento que el titular plantea, sí, con una pizca de humor, pero a su vez con una alta dosis de realidad: ¿es compatible el amor por las consolas y el amor de pareja?
La mirada extasiada por la aventura que se despliega en la pantalla, el cuerpo alerta en medio de la final de un torneo gamer, y que nadie se cruce por delante, ya que el siguiente salto de Mario requiere de la más alta concentración y precisión... Cuando estas conductas se extienden durante largas horas, los reclamos no tardan en presentarse: "¿y cuándo un tiempo para nosotros?", "¿no puedes despegarte un instante de esa máquina?
Pero no todo está perdido. Ambos amores pueden encontrar una cierta armonía si prestas atención a unos breves consejos:
- Organiza tu tiempo, aún las horas de juego pueden tener un espacio en la agenda. Intenta respetar estos lapsos y aprovecharlos al máximo.
- Si no compartes con tu pareja el amor por los videogames, de ser posible programa tus horas de juego cuando ella o él no se encuentren en el hogar.
- Explícale con serenidad a tu pareja que, del mismo modo en que a otras personas les gusta leer, dibujar o salir a correr, a ti te gustan los videojuegos y que también mereces que este tiempo sea respetado.
- Los títulos en el mercado son muy amplios y generosos. Aunque no sea tan amante del cosmos gamer como lo eres tú, compra un juego que pueda gustarle e invita a compartir unos buenos ratos en compañía.
- Un tip final: ¡Los juegos multiplayer pueden ser tu salvación!
En definitiva y como en muchos aspectos de la vida, se trata de encontrar un justo equilibrio: no caer en fanatismos y dedicarle a cada uno de tus amores el tiempo que ellos (y también tú) se merecen.
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