Reflexiones sobre violencia

Hacer justicia por el pasado violento es una condición para preservar la paz social y garantizar que el pueblo se dedique a crecer, individualmente y socialmente. Es garantizar que la ley prevalezca.
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En los años 70's y 80's hubo un incremento de personas que llegaban a los EEUU huyendo de las guerras en El Salvador, Guatemala, huyendo no solo de la guerra sino también de las consecuencias que la guerra traía en el ámbito laboral y por la inestabilidad que se vivía en la vida cotidiana. En ese contexto, además, personas líderes de sindicatos u opositores al régimen de gobierno en vigencia, eran perseguidas, encarceladas, torturadas.

Un panorama similar de violencia se vivía en esos años en los países del Cono Sur. Las dictaduras de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia, se hicieron sentir por la persecución incesante a todo aquel que se opusiera a los regímenes militares impuestos a la población. Así, estudiantes, obreros, lideres de movimientos de oposición, catedráticos, sacerdotes, eran acallados mediante años de encarcelamiento, tortura, o eran desaparecidos. Esto generó también migraciones masivas de personas escapando esos momentos nefastos de la historia de nuestros pueblos.

La guerra y las dictaduras son ahora parte de la historia de América Latina; los acuerdos de paz, las elecciones democráticas, remplazaron esa historia de violencia social y política. El mundo entero celebró el fin de las guerras y el fin de las dictaduras militares.

Sin embargo, actualmente nos encontramos con un panorama de migraciones desde América Latina hacia los EEUU y otros países del mundo que tiene similitud con aquellos años. La migración no ha cesado, un panorama de violencia cubre la realidad social de muchos países. La violencia abarca no solo hechos, sino también esta implícita en economías que no cubren las necesidades de todos: es decir, la eterna pobreza en ciertas regiones de nuestra América Latina. Pero este es un tema que merece análisis desde varios ángulos que no tengo la intención de discutir en este espacio.

En cambio quiero hacer algunas reflexiones acerca de la violencia que nos sigue preocupando, violencia asociada al narcotráfico, violencia social de distintos orígenes; los gobiernos se han mostrado incapaces de acabar con semejante flagelo. Es la nueva violencia que se da en países democráticos con gobiernos civiles que se supone deberían promover la paz y el bienestar de sus ciudadanos. Aparentemente las coordenadas cambiaron, los gobiernos no provocan violencia (directamente), sino que no son capaces de proteger a sus ciudadanos o incapaces de impedir que la violencia crezca potencialmente como esta sucediendo actualmente.

Qué pasa? Será que es un "aprendizaje" derivado de la violencia de guerras y dictaduras militares que duraron décadas? Será que las nuevas generaciones heredaron el embrión de la violencia que nace, se desarrolla, se perpetua? Esa es una teoría que se maneja para explicar esa realidad.

En cambio pienso que existe un factor que puede dar cuenta de la perpetuación de la violencia. Ese factor es la impunidad. Un alto porcentaje de los crímenes cometidos y los actos de violencia que tanto destruyen individuos así como comunidades quedan impunes. Nadie aparece como responsable, no se investiga.

Actualmente en los países del Cono Sur se están llevando a cabo precisamente juicios para castigar a los que en esos países fueron responsables de la violencia de los años 60's, 70's, principio de los 80's. Es decir, en Argentina, Uruguay, Chile, y como un efecto de onda expansiva otros países mas que sufrieron dictaduras, ha comenzado un gran movimiento social dedicado a "no olvidar", a "buscar justicia" por crímenes cometidos en esos años, con la determinación de que "nunca mas" se repita esa historia. El lema es: ni olvido ni perdón, justicia.

Hacer justicia por el pasado violento es una condición para preservar la paz social y garantizar que el pueblo se dedique a crecer, individualmente y socialmente. Es garantizar que la ley prevalezca. Con esas premisas se crea una esperanza, la esperanza que todos tenemos y en la que trabajamos: la de construir "un mundo mejor".

Corrección: El título fue erróneamente titulado 'El Programa para Víctimas de Tortura'. Se ha cambiado a "Reflexiones sobre la Violencia '.

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