Spoofing: el peligro de contestar una llamada telefónica

Spoofing: el peligro de contestar una llamada telefónica
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Hasta hace poco, llamaban a todas horas. Eran insistentes, tercos, pegajosos. Decirles que “no” no terminaba la llamada. El telemercadeo estaba presente en las vidas de los estadounidenses y constituía una considerable molestia.

En 2004, comenzó a regir el Registro No Llame (National Do Not Call Registry), donde uno puede llamar al número 1-888-382-1222 para pedir que los del “telemarketing” no lo molesten más.

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El 22 de diciembre de 2010, el presidente Obama ratificó con su firma la ley Truth in Caller ID Act, que prohibió en teoría el “spoofing”, estableciendo que es ilegal “causar que un servicio de identificación de llamada transmita a sabiendas información de identificación de llamada engañosa o incorrecta con el propósito de defraudar, dañar u obtener ilegalmente algo de valor”.

Junto con los avances tecnológicos que permiten simplemente saber quién llama, el daño fue considerablemente aminorando.

Pero ahora, dice el columnista David Lazarus, del Los Angeles Times, el problema parece haber vuelto, solo que más insistente, más descarado y especialmente, más difícil de evitar.

El “spoofing” es, simplemente, una manipulación telefónica que permite a un estafador, un agente de telemarketing o un colector de deudas engañar al sistema de identificación de llamadas o “caller ID system”.

El principal objetivo de la actual tendencia es llevarlo a que usted levante el teléfono y conteste.

Todo lo demás quedará en manos del agente de mercadeo, supuestamente hábil, decidido y quizás desesperado por un magro pago.

De igual manera, gente inescrupulosa puede usar estos trucos para apropiarse de información confidencial.

Por ejemplo, si lo llaman desde un número 800, usted comprende que se trata de un intento de venta. Seguramente, no responderá. Lo mismo si ve el mismo nombre de la compañía que está llamando. Pero el “spoofing” hace que en lugar de ello usted vea la leyenda “Servicio al cliente”. O que aparezca un número regular, no comercial. O que diga solamente “LAS VEGAS”. Incluso podría decir “Departamento de Policía de Los Ángeles”, dijo al columnista Robert Siciliano, experto en robo de identidad.

¿Más todavía? Si contesta, quien llama podría estar grabando la conversación. O podría tener un dispositivo que cambia el tono de voz de quien marca, o podría enviar mensajes de texto.

¿Todavía más? Usted está escuchando ruidos de trasfondo que le convencen que la llamada es cierta, que viene de una oficina especializada. Pero son ruidos pregrabados. Esa oficina no existe.

¿Lo peor? Es legal, al aprovechar lagunas en las leyes de protección.

.Es decir: no es necesariamente un crimen que la llamada muestre un número que no es realmente el de quien llama. Es que podría provenir de una “víctima de violencia doméstica que trata de esconder su paradero” de su victimario, “o de un consumidor que protege su número de una empresa”, dice Lazarus.

Según un informe de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de 2011, la práctica es permisible también para “médicos que responden mensajes de sus pacientes fuera de horario de oficina, u otros proveedores médicos que quieren usar su celular para devolver llamadas pero transmiten el número de su oficina”.

Es más: para hacer el “spoofing” uno no necesita ni tener equipo sofisticado, ni conocer de tecnología. No. En lugar de ello, le alcanza con pagar menos de 10 dólares al mes a una de las empresas especializadas, que le pedirán solamente tres datos: el número de teléfono de quien llama, el número adonde quiere llamar, y el número que se quiere que aparezca en la pantalla de reconocimiento de llamada.

En el sitio que menciona Lazarus, Spoof Card: (http://www.spoofcard.com/), dicen que es para “hacerle una broma a sus amigos”, o para “protegerse a sí mismo”. Hasta ofrecen una prueba gratis: ponga el número al que quiere llamar, luego el número que quiere que aparezca en pantalla y finalmente llame al 714 510 3341, donde debe discar un código de cuatro dígitos que ahí mismo se le da.

“Spoofing” no es lo mismo que “swatting”. Este último es cuando alguien causa una llamada a la policía supuestamente desde el número de teléfono de una celebridad – como Justin Bieber – reportando un asalto y haciendo que un pelotón de agentes armados hasta los dientes irrumpa violentamente en la casa de la desprevenida víctima del engaño. “Swatting” es ilegal por ley federal y severamente castigado. No lo es necesariamente causar que usted piensa que lo llama alguien que no es quien realmente llama.

No hay solución inmediata. Ni su compañía de teléfono ni el gobierno le van a ayudar, dice Lazarus. “La FCC aconseja a los consumidores que jamás den información personal a quien llama a sus casas”.

Magro consuelo.

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