"Trancón, Embotellamiento, Atolladero, Trancadera": Para el Mismo Mal Varios Nombres y para un Gran Problema Pequeñas Soluciones

"Trancón, Embotellamiento, Atolladero, Trancadera": Para el Mismo Mal Varios Nombres y para un Gran Problema Pequeñas Soluciones
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Por Claudia Gutierrez

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Claudia Gutierrez has more than 10 years of experience in private sector development. Currently, she is working as a Specialist in the Inclusive Cities of the MIF focusing on the identification and preparation of innovative projects on urban mobility in the region.

Le podemos poner diferentes nombres pero todos lo sentimos y vivimos igual, la congestión vehicular es uno de los problemas más duros y visibles de nuestras ciudades. El crecimiento poblacional que ha tenido América Latina en los últimos años es sorprendente: hoy somos 625 millones de personas y el 80% vive en ciudades.

Lastimosamente nuestras ciudades han crecido sin ninguna planificación y el modelo de desarrollo urbano que ha primado se conoce como 3D (distante, disperso y desconectado). Las ciudades han crecido hacia sus periferias alejadas del centro y desconectadas entre ellas, trayendo grandes problemas de infraestructura y saneamiento, pero sobre todo de movilidad. Así, cada día las personas que viven en las afueras de la ciudad, en su mayoría personas de menores ingresos, deben trasladarse a sus puestos de trabajo, provocando tráfico y caos que es difícil de controlar o reducir.

En la mayoría de las ciudades de la región, el transporte público es ineficiente, está poco organizado y no cubre las necesidades de la población. La calidad del servicio deja mucho que desear; los buses tienen en muchos casos más de 20 años de antigüedad; no existen controles de horarios, paradas, ni límites de velocidad; hay sobre-oferta de buses en horarios valle y falta de buses en horarios pico. Las rutas están poco organizadas: no existe un mapeo ni una asignación planificada de rutas. Por otro lado, las deficiencias del transporte público, y los mayores niveles de ingreso de la población, han elevado de forma significativa la tasa de motorización en los últimos 10 años; hoy en día en América Latina existen 176 vehículos por cada 1000 habitantes, lo que implica que tenemos alrededor de 110 millones de autos circulando por nuestras calles diariamente.

Los efectos de la congestión vehicular van desde el dinero y el tiempo que gastamos en movilizarnos; el estrés que nos causa estar atrapados en el tráfico, que afecta nuestra productividad y rendimiento; hasta los altos niveles de contaminación que genera. Sólo en la Ciudad de México, una de las ciudades más pobladas de la región, y una de las más congestionadas del mundo, diariamente se pierden 3.3 millones de horas-hombre por la congestión vehicular, estas horas-hombre significan valor de tiempo perdido de 33 mil millones de pesos mexicanos al año.

Según una encuesta realizada por IBM en 20 países, 69% de los encuestados afirmaron que "el tráfico incrementó sus niveles de estrés e irritación personal y perjudicó su desempeño laboral y académico". Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 8 muertes en el mundo se debe a la contaminación atmosférica, y el transporte es uno de los principales responsable de emisiones de GEI y de la mala calidad del aire. 486 toneladas métricas de dióxido de carbono son emitidas por los vehículos en LAC cada año y según el Clean Air Institute, 1 de cada 6 latinoamericanos respiran aire contaminado.

El problema de congestión vehicular es enorme y es uno de los principales problemas de todas las ciudades no sólo en la región sino en el mundo. Las primeras soluciones que se nos vienen a la mente están relacionadas con cambios estructurales e inversiones inmensas: mejoras en infraestructura, más carreteras, ampliación de calles, construcción de carriles exclusivos para buses, vehículos eléctricos, etc. Y es cierto que probablemente este tipo de inversión es importante especialmente en América Latina, pero no es suficiente y no debemos esperar a implementarlas para empezar a encontrar otras soluciones. Según MacKinsey Global Institute, si mundialmente fuésemos más eficientes con la infraestructura que tenemos, podríamos ahorrar US$ 400 billones por año en movilidad.

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Pequeños cambios podrían generar mejoras significativas en el tráfico.

Por ejemplo, imaginemos que tenemos información en tiempo real de donde están los buses de transporte público. En nuestros países donde no existen paradas, ni horarios, es realmente un sueño. Imagínate, que antes de salir de la casa puedes saber dónde está el bus y en cuanto tiempo llegará, esa información te ayuda a planificar tu viaje, tu tiempo, y te permite estar más seguro porque no tienes que esperar horas en la calle. Por otro lado, a la empresa de transporte, esa información le permite conocer el rendimiento de su flota, la velocidad a la que van los buses, las paradas que hicieron y la frecuencia. Al municipio y las autoridades de transporte, esa información le permitiría monitorear las calles, planificar las rutas y proponer medidas para ordenar el tráfico. Y todo eso, sólo por contar con la información de donde están las buses... ¿parece un sueño? Este es un sueño que se está volviendo realidad en Asunción, Paraguay, donde un grupo de emprendedores, lanzaron TOPA , una aplicación que busca reordenar el tráfico de la ciudad.

En la Ciudad de México, un grupo de emprendedores, afirman que la bicicleta es el medio más eficiente para distancias de hasta 5 Km. ¿Pero qué pasa con las personas que no saben manejar bici? ¿Cómo incluyes a los adultos mayores, o las personas que simplemente tienen miedo de reemplazar los autos por bicicletas? Con estas preguntas en mente, BICICOM, un emprendimiento de bicicletas colectivas que pueden llevar entre 6 a 10 personas al mismo tiempo, busca descongestionar el transporte convencional para rutas cortas. ¿Por qué no? La ciudad y muchos estaríamos mejor manejando bicicletas para tramos cortos, en vez de tomar un taxi o un uber; y si además vamos acompañados y pedaleamos juntos ¡aún mejor!

Hay muchas formas de resolver el problema y si empezamos en pequeño, podemos ir resolviéndolo poco a poco. Estas son algunas de las varias iniciativas que están naciendo del sector privado y que demuestran cuan efectivas pueden ser las soluciones menos convencionales y más innovadoras. Es hora de enfocar el problema desde diferentes ángulos e involucrar a diferentes actores, públicos, privados y sociedad civil a trabajar juntos para resolver el problema de congestión vehicular en nuestras ciudades.

Del Fondo Multilateral de Inversiones blogTendencias

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