Yo manejo tres lenguas y tú sólo una. ¿Cuál es el problema?

¿Quiero asimilarme? Dios me libre. ¿Quiero aculturarme? Eso sí, sin perder mis raíces. Quiero obtener lo mejor de ambas culturas, la gringa y la latina, y quiero sacar lo mejor de las dos experiencias.
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"Alo" ... "Alo" ... "¡AAAALO!" ...
"E, ele, i, o" la empleada gritó deletreando mi nombre.
"Oh, ¡ese soy yo!" Me dí cuenta y corrí al mostrador para recibir mi nueva tarjeta de identificación estatal. "¿Cómo es que hizo para convertir 'Elio' en 'Alo'", me pregunté.

¿Me molesté? No. ¿Me confundió? Sí. ¿Iba a reclamarle por haber pronunciado erróneamente un simple nombre de sólo cuatro letras? Claro que no. ¿Me afectó emocionalmente? ¿Fueron acaso mi orgullo e identidad amenazados, puestos en peligro o dañados? ¡Hazme el favor!

Mucho se ha hablado sobre idiomas "extranjeros" en la sociedad estadunidense en estos días. Recientemente, la narradora de noticias de la NBC en Phoenix Vanessa Ruiz tocó este tema al dirigirse a los espectadores:

"Algunos de ustedes han notado que pronuncio un par de cosas tal vez ligeramente diferente a lo que están acostumbrados ..."

Dondequiera que vaya en EE.UU., o en cualquier país, la gente habla con diferentes acentos. Por ejemplo, cuando visito algunas partes de Ohio, oigo a la gente diciendo que van a "warsh" su ropa o viajan a "Warshington, DC. Colocan una "r" donde no existe.

"Tuve la suerte de crecer hablando dos idiomas y he vivido en otras ciudades en EE.UU., América del Sur y Europa ..."

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Algunas personas han crecido en otras culturas y países y aprendido una variedad de expresiones y pronunciaciones. ¿Eso acaso justifica el fastidio de algunos que han viajado menos y que sólo conocen el inglés que se habla en su área?

"Me gusta pronunciar ciertas cosas de la manera en que deben pronunciarse y sé que el cambio puede ser difícil ..."

¿Me enojo cuando la gente en Chicago dice que tiene un amigo que vive en la calle Goethe (y lo pronuncian Guer-TA) o los nativos de Detroit se refieren a las avenidas Charlevoix (Char-le-VOIX) o Gratiot (Gra-SHOT) con esa "particular" pronunciación? ¿Debo enviarlos a clases de alemán y francés para que aprendan a no masacrar tales palabras?

Por cierto, ¿debo incomodarme cuando me presento como "Elio" y mi interlocutor me llama "Ilio"? Pasan los años y ¿sigue llamándome Ilio? ¿Cómo así el sonido de una E se convirtió en I?

Respira profundo y repite conmigo: No pasa nada. No es gran cosa.

Ahora sí, Sarah Palin dice que los inmigrantes deben hablar "americano" (me encantaría matricularme en un curso para aprender esa lengua; ojalá que no sea muy caro o que acepten cupones 2 x 1) y Donald Trump le dice a Jeb Bush que debería hablar en inglés cuando está en los Estados Unidos. Tengamos algo muy claro. Las personas que hablamos más de un idioma estamos definitivamente en ventaja. Podemos comunicarnos con más gente, y eso nos da más poder, mayor alcance y presencia. Por supuesto, eso asusta a las personas que son monolingües, por lo que tratan de disminuir el valor de quienes manejan más de un idioma.

Los inmigrantes nos mudamos a otros países por diferentes motivos. Sean cuales sean las razones, traemos nuestro idioma, costumbres y valores. No es posible dejarlos en la frontera, o en el aeropuerto.

¿Quiero asimilarme? Dios me libre. ¿Quiero aculturarme? Eso sí, sin perder mis raíces. Quiero obtener lo mejor de ambas culturas, la gringa y la latina, y quiero sacar lo mejor de las dos experiencias.

Cuando estoy rodeado de gente angloparlante, hablo "americano". Yo no quiero excluir a nadie, de la misma manera que muchas veces me he sentido excluido. Cuando estoy con hispanoparlantes estoy en mi gloria. ¡Qué rico hablar en mi propio idioma, encontrando las palabras exactas y los significados precisos! Y créeme amigo monolingüe, no estoy hablando mal de tí (mucha gente se ofende si te escucha hablar en otro idioma que no sea inglés). Sólo me estoy expresando en la lengua que me identifica.

Durante años intenté deshacerme de mi acento. La gente hacía muecas cuando les hablaba. Y cuando me contestaban lo hacían l-e-n-t-a-m-e-n-t-e, o en volumen muy alto. Yo pensaba: "¿Qué les pasa? ¿Están sufriendo algún ataque o derrame cerebral? ¿Llamo al 911?"

Finalmente, me di cuenta de algo: Hablo español, inglés e italiano. ¿Por qué debería sentirme menos que la persona que me está gritando o haciendo muecas?

El aprendizaje de una lengua extranjera toma años de trabajo y mucha práctica. Para un hispanoparlante, aprender italiano, no es tan difícil. Aún así, me tomó dos años de clases diarias para dominarlo. El inglés era más complicado. ¿Sabes cuántos años pasé aprendiendo y practicando inglés, aún sin pensar en ese momento que me mudaría a Estados Unidos?

2015-09-16-1442371431-5275049-Illiosm.jpg Todos somos inmigrantes. Cuando los antepasados de los ciudadanos estadunidenses llegaron a estas tierras, hablaban alemán, holandés, italiano, chino, polaco, japonés, coreano, árabe y tantos otros. Espero que los abuelos paternos de Donald Trump, Friederich y Elisabeth Drumpf, hayan podido conversar en alemán cuando estaban entre amigos y familiares. Espero que su primera esposa, Ivana Zelníčková, nacida en Checoslovaquia haya podido hablar checo en público con sus hijos. Espero que su actual esposa, Melanija Knavs, nacida en Yugoslavia tenga la libertad de comunicarse comunicarse en inglés y esloveno con su hijo menor sin que nadie le diga: "Estás en los Estados Unidos, ¡habla inglés!"

Y si la gente insiste en llamarme Ilio, no hay problema. Pensaré en el Illio, el anuario de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, mi alma mater. Y sonreiré. ¡Me convertí en un libro!

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