"Fue la primera orquesta colombiana que rompió con los esquemas musicales de ese país. Con el sonido sonoro de trombones y trompetas, timbales, congas y bongó, del entonces moderno teclado, tres vocalistas al frente y la clave de sa, sa, sa, salsa, el Grupo Niche se lanzó a las fiestas de Barranquilla, Cali, Manizales, Cartagena, Bogotá y triunfó.
La espina dorsal de esta banda, el que puso el sello que marcó la diferencia e hizo famosos sus temas fue y sigue siendo su fundador, director y compositor, Jairo Varela. El Grupo Niche canta sólo temas de la inspiración de Varela y Varela solo compone para el Grupo Niche".
Son los dos primeros párrafos de la última entrevista a Jairo Varela, que publiqué en Los Ángeles previa a su retorno a esta ciudad. No llegó. Solo músicos y cantantes. Habría sido la primera visita del director del grupo a California después de sus años en prisión. El más triste episodio de su vida, más aun si en esos años la muerte le arrebató a su madre, la poetisa Teresa de Jesús Martínez, de quien sin duda, heredó ese don casi divino de componer canciones.
Cierto, hay cientos o miles de compositores y seguro que no pocos, tal vez, lo hacen con mejor métrica, temática o verbo que Varela. La singularidad del colombiano fue componer letra, música, arreglar sonidos para su banda y que ésta expresara lo que sentía su corazón y concebía su mente. Su inspiración no era para otras voces u orquestas. Varela compuso sólo para Niche.
En los casi cuatro años grises que estuvo alejado de sus muchachos, continuó su producción musical. Entre horas de gimnasia y la rutina carcelaria nacieron tres discos, Control absoluto, A golpe de folklor y a prueba de fuego, inspirado en la dura experiencia que lo obligó a separarse físicamente de sus dirigidos.
Si bien Colombia es cuna de excelentes músicos, cantantes y agrupaciones salseras con renombre internacional, Varela hizo de Niche la institución musical colombiana de ese ritmo más y mejor reconocida en el mundo. La tierra del café tuvo en las década de los sesenta y setenta la influencia de la música cubana, de la Sonora Matancera. Sin embargo, su instrumentalización era simple, la que se
usaba para la cumbia o el son: güiro, maracas, bongó, sin acordeón pero con teclados, una o dos trompetas y el agregado del timbal.
Inclusive, las primeras producciones de Niche, El pasito o Querer es poder, tienen un sonido simple, diferente al Niche de No hay quinto malo o Tapando el Hueco.
Los cuatro trombones agregados por Varela son la personalidad del grupo, la sonoridad de esos vientos que únicamente se escuchan en las grandes bandas. Él le dio prioridad a los trombones sobre trompetas y percusión.
Recuerdo que en esa última conversación telefónica mencionó que hasta entonces (2005 o 2006), habían pasado como 90 músicos por el grupo. Y es que, compositor también de la música de sus canciones, trabajó con varios arreglistas, aunque él era quien le daba el último toque a esos arreglos.
Esos cambios se notan en los discos, cada cual tiene su propio estilo. Tapando el hueco y Sutil y contundente álbumes que contienen los éxitos de los ochenta, además de No hay quinto malo en el que destella el glorioso Cali pachanguero que les abrió las puertas al mundo, suenan con un ritmo distinto a los discos de los noventa, Cielo de tambores, Un alto en el camino, este, con un titulo premonitorio de su forzado e involuntario retiro de las tarimas en 1995.
Varela imprimió su personalidad a su trabajo musical: exigente y singular con el sonido,l como con la interpretación de la lírica. Es otra larga lista de primeras voces que su creador impuso a la agrupación, escogidas de acuerdo a las letras, a los temas. Desde Saulo Sánchez, el niño de 13 años que grabó los temas de El pasito; luego Álvaro del Castillo; Moncho Santana, la voz del triunfador Cali Pachanguero; los años con Tito Gómez; Cardona; Vásquez; Osvaldo Román y la más reciente de Elvis Magno, son decenas de voces que han pasado por Niche. Algunos de los cantantes emigraron a otras orquestas pero los más, fueron escogidos por Varela para cada una de sus inspiraciones.
Su inspiración fue prodigiosa. Casos sociales contados en historias que él vio o que le pasaron a sus amigos; le cantó poemas, sí, poemas a su Cali querida, El valle del Cauca, La feria de Cali entre otras; fue agradecido a sus públicos fieles como el de Perú. Me sabe a Perú, me contó que la escribió en un avión casi llegando al aeropuerto peruano. México fue para él, ell país que lo recibió siempre con mucho cariño. Mi hijo y yo, un tema que le trajo tantos problemas durante aquellas acusaciones que lo alejaron de lo suyo y de los suyos.
Niche es Jairo Varela, la pregunta es si Niche seguirá siendo Niche, sin Jairo. Los 232 temas grabados con su banda en estas tres décadas, son material suficiente para que sus muchachos sigan difundiéndolos, pero, ¿será igual Niche sin Jairo?
La fuerza, el temperamento y el respeto que su creador transmitía a sus músicos no estarán con ellos...Jairo no estará nunca más en la tarima.