México: más que playas y fronteras

La sorpresa más grande que me llevé durante mi reciente visita a México fue ver la amplia diferencia que existe entre cómo la mayoría de los estadounidenses percibe a nuestro vecino del sur y la realidad de lo que es hoy.

La noción que se tiene de México desde los Estados Unidos parece fijarse, ya sea en los forcejeos que sostenemos a lo largo de la frontera, o en el número al parecer infinito de sus magníficas playas. Lo cierto es que entre esa frontera problemática y las playas seductoras hay un país donde se mueven 116 millones de habitantes emprendedores. Los Estados Unidos desatienden esa realidad para detrimento propio.

Cinco experiencias que adquirí durante mi viaje ponen de relieve aspectos de México que la mayoría de los estadounidenses desconoce:

La madurez política: Con la elección histórica de Vicente Fox como presidente en el año 2000, la democracia en México ha madurado para convertirse en una competencia pluripartidista en la que la transferencia pacífica del poder es cosa cotidiana. Durante una cena con el ex presidente Fox, fue claro que él sigue los pasos de presidentes estadounidenses de antaño al contribuir al diálogo político educando a los futuros dirigentes, proponiendo ideas, y aprestándose para apoyar, que no para socavar, al presidente actual, del partido opositor.

La cohesión política: Las reuniones con los presidentes tanto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho Quiroz, como del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero, reforzaron el sentido de madurez política en México mediante una colaboración que brilla por su ausencia en la política estadounidense actual.

Tras la elección del candidato priista Enrique Peña Nieto como Presidente de México en 2012, el PRI, el PAN y el partido de izquierda PRD sellaron una alianza conocida como el Pacto por México, a fin de trabajar juntos para enfrentar los desafíos al parecer insuperables que han trastocado a México por décadas. La terna ha tomado medidas para mejorar la eficacia de la educación, simplificar las restricciones laborales, y facilitar la competencia en los sectores de las telecomunicaciones, los medios de difusión y la banca. Lo siguiente en la lista es liberalizar el sector energético.

Una economía estable: Objetivos económicos sólidos han apuntalado las victorias políticas. Mientras que el Gobierno brasileño se ha preocupado por un capitalismo de Estado y por intervenir en los mercados de divisas, lo que ha impulsado la política mexicana han sido en gran medida las gestiones para liberar a la economía de las ineficiencias del dominio estatal o de los monopolios privados. El éxito alcanzado por México ha atraído una emigración inversa de los Estados Unidos. Durante mi reunión con el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, me sorprendió el acento que puso en las ventajas de ofrecerle al sector privado una certidumbre de largo plazo, la clase de orientación política aleccionadora que tanto ha beneficiado a México.

Una fuerza laboral joven y trabajadora: Se le ha prestado mucha atención al auge de las manufacturas chinas. Sin embargo, la marca "Hecho en México" está preparada para enfrentar a todos sus competidores. Según el censo estadístico más reciente, la mitad de la población mexicana tiene menos de 27 años de edad. En tanto que muchas otras naciones, entre ellas China, enfrentan desafíos demográficos, una fuerza laboral tan joven y llena de vida constituye una verdadera ventaja.

La economía mexicana es diestra en el diseño y fabricación de productos a todo lo largo y ancho de la cadena de abasto, a diferencia de otros mercados emergentes que sólo ofrecen su mano de obra. México destaca en la fabricación de productos complejos y de gran tamaño, ostentando los títulos del exportador más grande de televisiones de pantalla plana, el tercer fabricante más grande de computadoras y el cuarto exportador más grande de vehículos del mundo. Tampoco va a la zaga en las ocupaciones "de corbata", graduando a más de 115 mil jóvenes ingenieros al año; más que Canadá, el Reino Unido, Alemania o su rival entre los mercados emergentes, Brasil. Su sector de servicios informáticos es uno de los cinco más grandes del mundo. Una colaboración de los trabajadores altamente productivos y la pericia tecnológica de los Estados Unidos con una fuerza laboral tan joven y talentosa, forma un dúo sumamente competitivo.

La afinidad con los Estados Unidos: Los canadienses tienden a enfurecerse cuando se les recuerda lo parecidos que son a los estadounidenses. Los mexicanos, sin embargo, tienen una opinión sorprendentemente cordial de los Estados Unidos. A pesar de la acalorada retórica de algunos políticos estadounidenses en torno a estereotipos y caricaturas de la sociedad mexicana, en general, los mexicanos guardan un ánimo positivo en cuanto a su asociación con su vecino del norte. A muchos dirigentes políticos y empresariales de México les complace que el futuro económico de su país esté ligado a una diversificada integración con la economía estadounidense, en vez de nada más proveer de recursos a Asia, que es la situación de gran parte de Sudamérica. En lugar de menospreciar la afinidad de México hacia los Estados Unidos, deberíamos acogerla con los brazos abiertos.

Aunque México aún tiene mucho por hacer para asegurar su frontera, liberalizar su economía y ofrecer oportunidades más amplias para sus ciudadanos, uno tiene que reconocer que va que vuela para unirse a las filas de las grandes potencias mundiales.

Más que únicamente fijarse en sus playas y fronteras, es fundamental que los estadounidenses vean el cuadro más amplio: un vecino cohesionado, democrático, económicamente intenso y amistoso que sería la envidia de cualquier superpotencia.

Chorros de tinta se han vertido para decir cómo China podría superar a los Estados Unidos en lo económico. Y, no obstante, ningún artículo se ha escrito sobre China aventajando a una economía de Norteamérica. Sin duda, la complementariedad de las economías mexicana y estadounidense nos convierte en un competidor mucho más formidable estando unidos, que separados.

Una ventaja medular de los Estados Unidos han sido siempre sus alianzas. México se vio arrastrado a la Segunda Guerra Mundial cuando los barcos que proveían de suministros a los Estados Unidos fueron atacados. Sus pilotos de combate pelearon hombro con hombro con los estadounidenses en Filipinas. Estrechar los lazos con México podría acarrear una plétora de ventajas para ambas naciones.