Cómo desear a tu pareja como si fuera el primer día

El hombre ha vivido obsesionado por CÓMO retener y avivar el deseo y así, escapar de la rutina a la hora de hacer el amor; sentirse deseado y desear a su compañero por siempre, tanto como el primer día o como en la luna de miel, esto es un tema tan viejo como la humanidad. Actualmente, el asunto que más preocupa a los sexólogos es la falta de deseo o la baja en el deseo sexual, algo que era muy común en las mujeres, pero hoy se está volviendo UNA EPIDEMIA en los hombres. ¿Qué hacer?, ¿Por qué está pasando esto?, ¿Cómo podemos resolverlo?

Los comerciantes nos invaden con todo tipo de "estrategias, técnicas, cremas, pastillas, las cuales generalmente prometen lo que no cumplen, y en el caso de la mujer es peor. Entender el deseo femenino y cómo mantenerlo, es mucho más complicado de lo que se cree, esto debido a que ella tiene muchas más exigencias que el hombre para desear y mantener el deseo.

Con mucha frecuencia digo en televisión que el hombre, en su mayoría, es un pene erecto caminando por la vida, además de ser un analfabeto emocional. El "deseo" en él, tiende a ser más sencillo. Ha sido educado separando el amor del sexo, casi todos se excitan hasta con una escoba en minifalda. Pero, ¿qué pasa cuando él tiene pareja estable y su deseo empieza a decaer? Aquí surge la pregunta del millón de dólares o de euros.

Esta falta de deseo que arropa al mundo actual, ha provocado que muchas farmacéuticas investiguen y traten de poder -en un futuro cercano-, ofrecer una "pastilla que resuelva ese problema". Nada más lejos de la realidad. Esto sólo denota la falta de conocimientos sobre la sexualidad, la relación de pareja y la profundidad del vínculo emocional en relaciones significativas.

La mujer, adicta al romance, tiene más exigencias y más complicaciones para mantener y expresar su deseo sexual. Lo dicho por Basson (2003) sobre la respuesta sexual femenina y su gran diferencia con la masculina, nos ayuda a entender por qué somos tan diferentes.

Los padres de la sexología, William Master y Virginia Johnson, ignoraron el deseo en el ciclo de la respuesta sexual. Ellos comenzaban con excitación, o sea, que la respuesta sexual comenzaba cuando nos excitábamos, el hombre tendría una erección y la mujer entre otras cosas, lubricaba, se erectaban sus pezones, etc. Luego venía meseta que era el máximo de la excitación, seguida rápidamente por el orgasmo, la etapa de mayor placer y de una gran contracción muscular seguida por una gran relajación y resolución, que era cuando todo el cuerpo iba recuperando sus niveles normales, la presión sanguínea que había subido bajaba, el pene perdía su erección, los pezones volvían a la normalidad, etc. y en los hombres un periodo refractario era lo que seguía, que es igual a un tiempo de descanso necesario antes de poder volver a excitarse.

Helen Kaplan hace cambios en este ciclo, comenzando con deseo y después excitación. Modernamente Basson plantea un nuevo ciclo de respuesta sexual femenina, cuya primera fase es la intimidad, estimulación sexual, excitación, evaluación adecuada de la excitación, deseo, experiencia sexual satisfactoria, intimidad... y de nuevo comienza el ciclo.

Como podemos apreciar, muy lejos de comenzar con deseo, la respuesta sexual femenina tiene cuatro pasos antes de llegar al deseo, mientras el hombre comienza por ese paso: deseo. Aún más complicado es que siendo la mayoría de los hombres analfabetos emocionales, ¿cómo demonios van a tener herramientas para crear y mantener la intimidad?, algo imprescindible para que la mujer sienta el anhelado deseo sexual. Ya lo decía John Gray: el hombre llega al afecto a través del sexo y la mujer llega al sexo a través del afecto. Con razón es el DESEO, el gran desconocido.

Mi concepción es aún más profunda, las relaciones injustas, nuestras mochilas emocionales, las experiencias vividas en nuestras familias, en las relaciones con nuestros padres y a su vez en cómo se relacionaron nuestros padres, marca profundamente la sexualidad y sobretodo el deseo. La lucha por el poder, las grandes injusticias de género, a rabia tragada, y el no llenar nuestras necesidades de sentirnos amados, cuidados y comprendidos, tienen más que ver con el deseo que "los famosos" productos que aumentan supuestamente el deseo sexual.

Así que: ¡abajo los afrodisíacos, arriba el amor y la calidad de los vínculos profundos!

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